miércoles, 1 de junio de 2011

Dulce y Àcida

No tengo ninguna razón para creer que esto es imposible. Sólo sigo una corazonada, espero el momento oportuno, aún sabiendo que puede no llegar nunca o, todavía peor, que ya haya pasado sin dignarse a volver la vista atrás. Espero el momento en que la gota de agua caiga para congelar la imagen, en que cierres los ojos para desaparecer y materializarme a tu lado, espero el momento en que todo tenga sentido, en el que ayer ya no sea más que hoy y que hoy implique futuro. Espero el momento, mi momento, dejando que sean otros quienes lleguen primero. No me importa llegar el último, por todo lo que implica ser el último. Último significa FIN, último significa nadie más, último significa victoria. Por eso espero que me perdones cuando abro la puerta y en vez de entrar, me siento fuera. No es indolencia, sólo espero.

martes, 31 de mayo de 2011

Anoche soñé que odiaba los pájaros

Anoche soñé, soñé que odiaba los pájaros. Los odiaba porque tenía la vaga sensación de que me contaban, cuando aún yo no lo sabía, que ibas a darte la vuelta. Me contaron los obstáculos que yo, sin saberlo, te puse en el camino. Me cantaron, con un piar lúgubre y sincero, las culpas que nunca creí tener. Me contaron que perdí tu sombra a mi lado por no verte, por no querer verte, por no quererte. Anoche soñé que odiaba los pájaros porque me contaron que no volvería a verte, que no habría segundas oportunidades para mí, por la sencilla razón de que no había vislumbrado la primera.

Anoche soñé, soñé que odiaba los pájaros. Soñé que me odiaba.